Una nueva especie fue descubierta en una cámara funeraria
dentro de un sistema de cuevas en Sudáfrica. El descubrimiento de 15 esqueletos
parciales es el más grande de este tipo en África. Según los investigadores, el
hallazgo cambiará las ideas que tenemos actualmente sobre nuestros ancestros. El
estudio, publicado en la revista Elife, señala que estos individuos tenían la
capacidad de seguir un comportamiento ritual. Bautizada naledi, esta especie ha
sido clasificada dentro del grupo o género Homo, al que pertenecemos los
humanos modernos. Los investigadores aún no han logrado descubrir cuándo
vivieron estas criaturas. Según Lee Berger, líder del equipo de la investigación,
la especie puede ser una de las primeras del género Homo y pudo haber vivido en
África hace tres millones de años. Al igual que aquellos que trabajan en su
campo, Berger trata de evitar el uso del término "eslabón perdido".
Berger dice que el Homo naledi podría describirse mejor como un
"puente" entre los primates bípedos más primitivos y los humanos. El
cráneo, los dientes y los pies parecen los de un niño, a pesar de que el
esqueleto en cuestión era el de una anciana. Sus manos también parecen humanas,
hasta que llegas a los dedos que se curvan un poco como los de los monos. El
Homo naledi no se parece a ningún humano primitivo hallado en África. Tiene un
cerebro diminuto: del tamaño de un gorila y una cadera y hombros primitivos. Pero
está dentro del género de los humanos por que la forma de su cráneo es más
moderna, por sus dientes relativamente pequeños y por las características
piernas largas y pies modernos.
La cueva Rising Star (a unos 50 kilómetros de
Johannesburgo, capital de Sudáfrica). El área es conocida como la "cuna de
la humanidad". Las cuevas llevan hacia un estrecho pasadizo bajo tierra
por el que algunos de los integrantes del equipo de Berger tuvieron que pasar
en cuatro patas durante la expedición financiada por la National Geographic
Society. Eligieron a mujeres pequeñas porque el túnel es muy angosto. Gatearon
por 20 minutos en medio de la oscuridad iluminada sólo por linternas adheridas
a los cascos que llevaban en su cabeza, hasta llegar a una cámara que contenía
cientos de huesos. Los Homo naledi parecen haber llevado a individuos hasta las
profundidades de este sistema de cuevas para depositarlos allí, posiblemente
por generaciones. Si esto es correcto, quiere decir que el Homo naledi era
capaz de asumir un comportamiento ritual y también desarrollar pensamiento
simbólico, algo que hasta ahora sólo ha estado asociado a humanos mucho más
tardíos de los últimos 200.000 años.

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